Ensayo

Puchuncaví y límites planetarios en rojo


Ecofeminismo como respuesta

Después de ver Puchuncaví, el humo en el cuerpo, Pamela Poo piensa en las estrategias que les toca inventar a las redes de mujeres de los territorios afectados por el extractivismo para defender la vida tal cual la conocemos. Así denuncian conflictos, comparten alternativas de mitigación y le dan movimiento al ecofeminismo, ese deseo político de cambiarlo todo desde sus estructuras más profundas. Un abordaje holístico para el mal desarrollo.

Límites planetarios 

Nuestras sociedades se fundan en un crecimiento económico infinito sin respetar los límites planetarios existentes. Los científicos Rockström y Steffen, en conjunto con el Centro de Resiliencia de Estocolmo, describieron 9 límites planetarios que no se deben traspasar para mantener el equilibrio en nuestro planeta, entre ellos se encuentran, el cambio climático, la integridad de la biósfera, cambio de uso de suelo, flujos bioquímicos, reducción de la capa de ozono, uso del agua dulce, acidificación del océano, carga de aerosoles atmosféricos y la incorporación de nuevas entidades, como por ejemplo el plástico. 

Como dicen las ambientalistas, “no hay planeta B”. 

De los 9 límites planetarios, hemos traspasado la seguridad de 6 (Kotzé, 2022). Uno de ellos es el cambio climático, el cual sólo en nuestra mejor versión podremos limitar, más no revertir, por ende, los graves efectos que produce seguirán presentes por décadas. A su vez, hemos traspasado la integridad de la biósfera, por lo que nuestro planeta se encuentra ante una crisis ecológica de proporciones dantescas, en donde la amenaza es que se extingan un millón de especies, si no nos hacemos cargo adecuadamente. 

Sumado a la pérdida de biodiversidad, se ha sobrepasado el límite del cambio de uso de suelo, transformado paisajes y generando una deforestación acelerada junto al avance de la agricultura industrial, cuestiones que agravan la crisis ecológica. También se ha traspasado el límite de los flujos bioquímicos, la alta presencia de nitrógeno y fósforo en nuestro planeta está produciendo efectos negativos en las diversas especies, océanos y suelos. Por otra parte, recientemente los científicos han comunicado que se han traspasado otros dos límites: el de agua dulce, indicando principalmente que los suelos han perdido humedad, por lo que se está acelerando la pérdida de bosques y selvas, como también la afectación del propio ciclo del agua; y, por último, se ha traspasado el límite de las nuevas entidades, una de ellas es el plástico. Se estima que existen 150 millones de toneladas de plástico flotando en nuestros mares, cuestión que está lejos de disminuir con las insuficientes medidas actuales. 

Una nueva época 

La estabilidad de la época denominada Holoceno permitió el desarrollo de la vida y los diversos avances de la humanidad. En ese momento de la historiase desarrollaron la agricultura, los asentamientos humanos, la modificación del paisaje y el dominio del homo sapiens como especie. Lamentablemente dicha evolución ha derivado en una nueva y problemática época, la cual ha sido llamada por los científicos como Antropoceno (Crutzen; Stoermer, 2000). 

De los 9 límites planetarios, hemos traspasado la seguridad de 6 (Kotzé, 2022). Uno de ellos es el cambio climático, el cual sólo en nuestra mejor versión podremos limitar, más no revertir, por ende, los graves efectos que produce seguirán presentes por décadas.

El Antropoceno se caracteriza por ser el período en que la humanidad ha realizado cambios al planeta sin precedentes. El precipitado aumento de la población, el progreso tecnológico acelerado desde la revolución industrial y el consumo desmedido ha puesto una grave presión al planeta con la extracción de minerales, la deforestación, el cambio de uso de suelo, contaminación química y de plásticos, el cambio climático, lo que ha traído una peligrosa pérdida de biodiversidad y una adicción a los combustibles fósiles, debido al metabolismo ampliado que la sociedad genera (Fisher-Kowalsky; Haberl, 2000). 

El metabolismo actual se ha concentrado en una visión antropocéntrica, en donde el hombre se ha puesto al centro de todo, desplegando un crecimiento desmedido de corte patriarcal, colonial y de dominación de la naturaleza y las mujeres, así como también relegando, subalternizando y dominando a otros grupos de nuestra sociedad como las comunidades indígenas. 

Narrativas del poder: La tecnología nos salvará

El traspaso de los límites planetarios es responsabilidad de una lógica patriarcal de dominio de la naturaleza, por parte del hombre. Lo anterior se comprende en una línea histórica, desde la caza de brujas hasta nuestros días, donde cabe recordar que los conocimientos que las mujeres poseían sobre la naturaleza fueron despojados a la fuerza y el creciente uso de la tecnología fue la mecha que inició la conquista del mundo de parte de los países del norte global, que fueron en busca de recursos naturales a los diversos continentes del planeta (Mies, 2019). 

Si bien la distancia entre la caza de brujas y el momento actual está marcada por siglos de diferencia, las narrativas actuales que provienen desde el poder siguen siendo patriarcales, ya que se combina con el crecimiento económico, la fe en la tecnología y la dominación de la naturaleza. 

Un ejemplo de lo anterior se refleja en la búsqueda de soluciones ante el límite traspasado que representa el cambio climático, la solución que presentan los países del norte global, es la carbono neutralidad. Dicha narrativa si bien pareciera ser positiva, si se analiza en profundidad, podemos evidenciar que sigue siendo desde una lógica de dominio y crecimiento infinito, la promesa de recambio tecnológico sin hacer el más mínimo esfuerzo de los países del norte global por reducir y decrecer sus consumos actuales no resuelve el problema, es más lo profundiza. 

Lo anterior ha conllevado a que se inicie un proceso de expansión de las energías renovables. Si bien son vistas con esperanza, lamentablemente la narrativa que se ha impuesto es que se lleve adelante a cualquier costo, continuando en la senda del crecimiento sin límite. Aquello se está haciendo sentir en las diversas comunidades donde está surgiendo la conflictividad socioambiental, dado que el aterrizaje de estas energías implica grandes escalas, comunidades que no son involucradas, cambio de uso de suelo y el seguir traspasando otros límites mencionados como el de la pérdida de biodiversidad.

El metabolismo actual se ha concentrado en una visión antropocéntrica, en donde el hombre se ha puesto al centro de todo, desplegando un crecimiento desmedido de corte patriarcal, colonial y de dominación de la naturaleza y las mujeres, así como también relegando, subalternizando y dominando a otros grupos de nuestra sociedad como las comunidades indígenas. 

Por otra parte, el recambio tecnológico, debiese ir de la mano en los países del norte con el decrecimiento o consumo más limitado. La narrativa de la transición energética que proviene de los círculos de poder se encuentra vacía de contenido real, dado que, si el mundo pretende seguir traspasando los límites, el recambio tecnológico será sólo para el sálvese quien pueda, y los países del norte han iniciado una avanzada en los países del sur, ya sea por el requerimiento de extracción de minerales o de hidrógeno verde, lo que presionar a los estados del sur a aumentar la dependencia extractivista.  

El poder busca expandir su narrativa y vestir de inocuidad su propio relato, por ende, les suman a sus iniciativas, el apellido de sustentable, sostenible, verde o ecológico. Estas palabras darían la llave y bendición a las iniciativas que impulsan, sin cuestionar los efectos de las grandes escalas que proponen y todo lo que conlleva para las personas y los ecosistemas. Por ende, se requiere trabajar en transiciones reales que permitan mejorar nuestras oportunidades ante un planeta que posee diversas crisis.  

Ecofeminismo como una respuesta 

Las distintas crisis si bien tendrán efectos para todos y todas, está documentado que perjudicarán más a las mujeres, ya que son las más afectadas ante las catástrofes, a la falta de recursos y el bajo acceso para poder salir de la vulnerabilidad a la cual han sido expuestas. Sumado a lo anterior, la resistencia en los territorios impactados por el despliegue de las narrativas de poder que defienden una transición energética que no es justa, el extractivismo, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y otras realidades, han visibilizado a las mujeres como protagonistas las que se organizan para generar diversas estrategias de resistencia en los territorios.

El ecofeminismo surge como una respuesta al desarrollo patriarcal descrito anteriormente, ya que genera propuestas colaborativas y basadas en la naturaleza, para enfrentar la grave situación que conlleva seguir traspasando los límites planetarios. Son las mujeres las que, a través de la sostenibilidad de la vida, están proponiendo nuevas narrativas, desde los colaborativo y colectivo, desde el cuidado, la justicia y lo interseccional para dar respuesta a las diversas problemáticas que tienen que enfrentar.  

Las mujeres por largo tiempo han tenido que sostenerse y organizarse para disputar la narrativas del poder, en la actualidad los límites planetarios están siendo sobrepasados por la voracidad que tiene el sistema económico patriarcal, en donde el crecimiento se encuentra por sobre la vida. El ecofeminismo plantea la necesidad de generar un sistema de vida en confluencia con los ciclos de la naturaleza, por ello es que urge la distribución material más justa, como también de una soberanía alimentaria que permita entregar autonomía a la ciudadanía, el no uso de químicos y la propensión a la desfosilización de la actividad agrícola, son algunos de los elementos que se entregan para poder disputar el desarrollo actual. 

El poder busca expandir su narrativa y vestir de inocuidad su propio relato, por ende, les suman a sus iniciativas, el apellido de sustentable, sostenible, verde o ecológico.

Lo anterior quedó graficado en la obra de periodismo performático de revista Anfibia, “Puchuncaví, el humo en el cuerpo”, que relata a través de la experiencia vivencial de Katta Alonso lo que significa para las personas -y especialmente las mujeres- vivir en lugares de alta contaminación como lo son las zonas de sacrificio. Su experiencia grafica la situación de Tocopilla, Mejillones, Huasco, Quintero-Puchuncaví y Coronel, zonas en donde el relato del poder sobre la transición energética está lejos de concretarse de manera justa y donde se siguen transgrediendo las normas y derechos humanos de quienes allí habitan. 

Es en dichas zonas y los demás territorios afectados por este mal desarrollo donde las mujeres están visibilizando los conflictos a través de numerosas estrategias y están haciendo propuestas para generar otros desarrollos, utilizando herramientas, como lo legislativo, el teatro, el arte, la escritura, a través de la organización. En este caso irrumpe el periodismo performativo como estrategia para comunicar a un público más diverso las distintas iniciativas. 

Una mirada ecofeminista sobre los actuales problemas del desarrollo patriarcal apunta a mirar de forma real y concreta desde otro lugar. Las soluciones planteadas por las narrativas que se encuentran en el poder lamentablemente dan cuenta sólo de la profundización de las crisis y no de un abordaje holístico que mezcle las diversas variables como respuesta. El ecofeminismo permite ver y entregar aportes para resolver el problema desde sus estructuras más profundas, para así dar continuidad a la vida en el planeta de una forma equilibrada, justa e igualitaria.