Crónica

Elecciones en Chile


La disputa por la transición

Chile habló. En diciembre habrá segunda vuelta para elegir al futuro presidente entre José Antonio Kast (Partido Republicano) que aventaja a Gabriel Boric (Convergencia Social). A Kast lo apoya Bolsonaro; a Boric, Pepe Mujica. En Santiago, en el Wallmapu, en el desierto de Atacama, en el set de filmación de performances LGBT y en un pueblo de pescadores del sur del país: cómo vive el progresismo el resultado que amaga con entregarle el futuro a un filonazi. El temor por la llegada de una derecha peor, el deseo de que se resistirá con dignidad.

— Si no sale Boric es muy peligroso a nivel planeta. 

La primera vez que Carla Díaz de verdad se sintió lejos de su casa fue mientras sucedía el estallido social de 2019. Tenía 24 años. Ya estaba en Buenos Aires, estudiando Licenciatura en Artes Visuales. Se desesperó por participar de alguna manera, más cuando supo que su mamá se había sumado a las brigadas de salud de la Plaza Dignidad. Por eso, hace unas semanas tomó un avión y cruzó montañas para votar, en Chile, al futuro presidente de su país. 

Los resultados de la primera vuelta presidencial, si bien cumplieron las expectativas de algunos vaticinios, arrojaron también el resultado menos esperado, y por ende un espacio que se convierte en deseo y necesidad para los dos candidatos que irán al ballotage.

El 27,91% obtenido por el ultraderechista José Antonio Kast y el 25,83% por el representante de izquierda Gabriel Boric dejaron en evidencia que la polarización es un hecho que ha permeado profundamente el entretejido social chileno. Así como la tensión ya estará instalada en el conglomerado Apruebo Dignidad,  lo más divergente se dio por otro lugar: el candidato que no pisó el país para la campaña, que no llegó a votar, que sólo habló a distancia, que enfrenta reclamos legales económicos se quedó con el tercer lugar en preferencias de las elecciones chilenas. Los medios ya hablan del "Fenómeno Franco Parisi".

Las matemáticas eleccionarias se volvieron a poner en marcha, con una participación del 46,5% del padrón, la más baja desde 1989. Cada quien ya ve qué tiene para ofrecer, en un contexto donde el Partido de la Gente, espacio del candidato virtual metió 7 diputados, mientras que la ultraderecha agrupada en republicanos y cristianos conservadores colocó 13 parlamentarios.   

Los resultados golpean el tablero con el que el país se había acostumbrado a jugar desde el retorno a la democracia. También ponen en jaque el tradicional bipartidismo, tan característico desde los albores de la república, así como el cuestionamiento a una transición que se creyó sellada en los inicios del nuevo siglo. 

¿Puede ser esta la elección más intensa y definitoria de las últimas décadas, incluso más emblemática que la de la vuelta de la democracia? Tiene mucho para serlo. Porque su punto de partida es la movilización popular iniciada en un lugar simbólico de Santiago, la entonces Plaza Italia, hoy llamada Dignidad. Esa coordenada también es la de la “cota mil”, el punto que marca de manera tan imaginaria como real las diferencias sociales. Hay un Chile-oasis al que los financistas alababan y que le perdona todos los delitos a su presidente Piñera; hay un Chile-espejismo que levantó la voz en esa rebelión. Y como Santiago no es Chile, ese deseo y necesidad de cambiar la historia se replicó a lo largo del país, tomando nuevos bríos en unas elecciones en las que fueron destronados los tradicionales colores de la política local.

Chile hiperventila. Estas elecciones son parte de un proceso que empezó a tomar forma con el estallido social, y tuvo uno de sus grandes hitos con la implementación en julio de 2021 de ese sueño democrático, la Convención Constitucional. Pero continuará: el 19 de diciembre será la segunda vuelta; la primera semana de enero, la presentación del nuevo texto de la carta magna; el 11 de marzo, la asunción del flamante presidente; entre junio y julio, el plebiscito para ratificar la constitución que se pretende feminista, ecológica, plurinacional y respetuosa de la diversidad. Y hasta avanza en el Congreso el tratamiento por el derecho al aborto.  

Esta elección es emblemática, además, porque define qué partido político será el responsable de garantizar el desempeño de la constituyente. Y porque la encabezaron dos candidatos situados en polos totalmente opuestos: Gabriel Boric (Convergencia Social), que se nombra a la izquierda de la izquierda; José Antonio Kast (Partido Republicano), a la derecha de la derecha. A Kast lo apoya Bolsonaro; a Boric, José “Pepe” Mujica. Serán los protagonistas de la segunda vuelta unos días antes de navidad.

Por otro lado, estuvieron las candidaturas del oficialismo (Sebastián Sichel, Chile Podemos+) y de la centroizquierda (Yasna Provoste, Democracia Cristiana), cuyo desconcierto se tradujo en un resultado que transforma el mapa político chileno de las últimas décadas. 

Carla siente que esta elección “la mueve toda”. Que mueve toda su historia. Su desarrollo. Hasta su cuerpo. Y no sólo a ella. “Mi hermana de 15 años, que no es la chiquilla más política del mundo, se juntó con una amiga a ver el debate presidencial.” A esa edad, fue pingüina. Protagonizó las movilizaciones estudiantiles de 2011. Aprendió que no se trataba sólo del derecho a la educación. “Hay que replantear todo el puto país. Se va todo al carajo y hay personas decidiendo que se vaya al carajo. No entiendo cómo funciona el planeta, tipo: ¿así?”. 

Ella hamaca su ansiedad entre el análisis político y “la hueá sensorial”. “Gran parte de la revolución de Chile desde 2019 ha sido valorar lo sensible -dice-. Sin lo sensible se pasan por alto cosas importantes. Ahora, en cambio, hay que accionar, resolver y calcular.” 

Carla prefiere a Boric, el candidato que con una honestidad poco vista en la política chilena -rayana en la inocencia a veces-, contó que desde pequeño convive con Trastorno Obsesivo Compulsivo. En el 2014 estuvo un mes ausente de su cargo como diputado, con licencia médica, para tratar esta condición. En la campaña habló no solo de los recursos que precisa un sistema de salud con acceso universal y de calidad.  Escribió en Twitter:  “Hablemos más de los TOC y de la salud mental”. En Chile 1 de cada 5 personas tiene problemas de salud mental. Del total del presupuesto asignado a Salud, solo el 2% se destina al bienestar psíquico de la población. Los principales síntomas son cansancio, melancolía, ansiedad. Afectan principalmente a jóvenes y mujeres de sectores populares y pueblos originarios. 

Más allá del resultado de la primera vuelta, Carla va a seguir “trabajando en la empatía”. Esto significa salir, charlar, descentralizar la cultura, descentralizar la información. Hoy acompaña procesos sociales con enfoque ecológico y de participación ciudadana en la zona de La Ligua. “Hay muchas cosas que pasan que no nos sorprenden. Si un policía nos agrede no nos sorprende tipo ´Oh, la policía era mala´. No nos sorprende que la derecha sea la derecha. Todo lo que pasa duele incluso en nuestras propias historias familiares. Hay un odio histórico muy fuerte. Hay pena pero también hay lucha.”

La organización del antifascismo LGBT  

— Hoy mi compañero me  envió un mensaje diciéndome que me ama y que si tenemos que abandonar el país lo hagamos.

Andres Valenzuela siente culpa porque no pudo ir a votar: está de viaje en el norte de Chile, en la filmación de una performance. Se dedica a registrar y difundir performances políticas, su proyecto se llama Registro Contracultural. 

La comunidad LGBT siente que Gabriel Boric es la única esperanza que tienen para al menos conservar los pocos derechos conseguidos. “Boric se muestra progre, pero muchas personas de la diversidad y disidencia sexual no lo votaron porque lo encuentran amarillo. Para mí, mejor amarillo que fascista.” 

Kast, en cambio, ha hecho explícito su discurso de odio, desconoce que Pinochet fue un dictador. Su familia pertenece a la clase política, y en 2021 presentaron dos proyectos de ley para perseguir la performance en la calle, la protesta y el arte político; allí mencionan expresamente a las manifestaciones “impúdicas” de gays, travestis y lesbianas. 

Valenzuela comparte el audio de 1:56 que le llegó por Whatsapp. “Ese es José Antonio Kast”, aclara:  

Con el diputado Harry Jürgensen hemos ingresado un proyecto que reformula la Constitución para prohibir actos impúdicos, obscenos y de carácter sexual explícito en marchas y manifestaciones. Queremos que se condene a aquellas performances organizadas por personas naturales o por aquellos grupos ligados a la ideología infesta del neofeminismo, trans jugando con consoladores, gays imitando el acto sexual, lesbianas emulando y vulgarizando imágenes religiosas como la Virgen María,  personas vestidas de sadomasoquismo con tocaciones y otros. Queremos que se condene a estos activistas callejeros que lo único que pretenden es denigrar a la mujer y atacar con odio y violencia a la institución de la familia como tal a través de actos contrasexuales. Eso.

A las once de la noche y con los resultados de la votación en la cara, Valenzuela escribe desde un hotel: “Se refieren a nuestra ideología de género pero no se dan cuenta que esa ideología la crearon ellos. Hoy leí en redes sociales algo así como: no basta con no apoyar el facismo, hay que ser antifascista. Creo que es momento de ser más radicales”. Se va a dormir convencido de que ahora mismo en algún lugar de Chile ya se están planeando acciones antifascistas. 

Y en medio de la contradicción de los resultados, el parlamento chileno tendrá por primera vez en su historia una diputada feminista y trans, Emilia Schneider, representante del emblemático Distrito 10 del esapcio político Comunes.

El Wallmapu no necesita militares

— Voté en Temuco. Fui con mi hija. Mi expectativa era ver a la gente disfrazada de dinosaurios, a lo carpincho, me divierte.

Temuco está en el sur de Chile, en La Araucanía según el léxico colonial, Wallmapu en el hablar de la Gente de la Tierra, los Mapuche. Manuela Royo es historiadora y abogada. Disfruta de la coreografía de la democracia pero sabe que está en juego cómo seguir posicionando ideas transformadoras, cómo desarrollar músculo para enfrentar al fascismo, “que en Chile es una amenaza real”.

Manuela participa en la redacción de la nueva constitución. Integra la comisión de Justicia, entró por la lista Apruebo Dignidad. Representa al Distrito 23, un territorio entre Concepción y Valdivia, a la altura de Bariloche y de San Martín de los Andes. Es el corazón de una zona militarizada por un conflicto histórico, de base cultural, social y político, que el Estado chileno ha transformado en uno de seguridad nacional. Es una zona de reivindicación y de resistencia en la que conviven muchos chiles, el de los pueblos originarios y el de los inmigrantes, con toda su diversidad, en un entorno de postales naturales únicas. Manuela es parte del Movimiento de Defensa del Agua, la Tierra y la protección del Medioambiente (Modatima). Como abogada, uno de los casos más emblemáticos que tuvo a su cargo fue la defensa de los hermanos Catrilaf, acusados de terrorismo, quienes resultaron absueltos.  

Le inquieta pensar cuál será el nuevo gobierno y cómo será el diálogo con él, pero sabe que la historia no sólo depende de las elecciones. Entiende que hoy no es posible un programa electoral, de izquierda o de extrema derecha, que no contemple el estallido como una marca. Son muchos los espacios comunitarios y movimientos sociales que se fortalecieron y convirtieron en un actor legítimo de la política chilena. Tejen proyectos que están fuera de la institucionalidad pero cuestionan la historia contemporánea desde la calle, los campos y las asambleas. 

“Queremos un Estado de derecho que ponga fin a la violencia estatal y a la militarización del Wallmapu. Nuestro territorio, además, hoy está rodeado de monocultivos forestales. Queremos que haya verdad, que haya justicia.” 

Coliumo y los más rojitos del pueblo

Pamela Vaccari votó en una escuela pública de Dichato, un pueblo que en febrero de 2010 fue arrasado por el tsunami que se produjo después del terremoto que azotó a gran parte del país. Está a 5 kilómetros de su casa. En los últimos dos años, Pamela votó en tres lugares distintos. Es que el servicio electoral chileno ha cambiado varias veces el padrón sin dar mayor aviso a los votantes. Sus vecinos se quejaron porque cada vez les toca en un lugar diferente, que no siempre les queda a mano. 

Pamela es psicóloga, académica y defensora de los derechos humanos. Vive en Coliumo, una caleta de pescadores. La mayoría de la gente del lugar trabaja en la pesca y en la recolección de algas. Sus vecinas, muchas son evangélicas, saben que Pamela y familia son “los más rojitos aquí”. Votan porque quieren: no es un sistema con voto obligatorio, y ello queda en evidencia. En Chile también hay grieta y, a contrario sensu, no se nota, las diferencias se callan. No solo las élites están polarizadas y las votaciones a nivel local lo dejaron en evidencia.

Coliumo es un lugar ventoso pero cálido, rodeado de árboles nativos. También de plantaciones de pinos y eucaliptus desarrolladas por empresas forestales. Todos en Coliumo toman agua de pozo, por ahora: esas plantaciones suelen secar el suelo. 

Los árboles tomaron protagonismo en la campaña electoral, no sólo por la vulnerabilidad del país ante la crisis climática. En el extremo sur de Chile, la avenida Colón de Punta Arenas (en invierno paseo obligado para quienes disfrutan de deslizarse en trineo por la pendiente escarchada) ha logrado más fama durante la campaña.  Ahí está el ciprés que la campaña de Boric transformó en ícono, el mismo que escalaba de chico. Una aparición en la franja electoral de las elecciones primarias lanzó al árbol al estrellato, tanto que incluso algunas malas lenguas echaron a correr el bulo de una grúa que lo subió o de la existencia de un doble. Él mismo se encargó de acallar cualquier duda cuando, previo a ir a votar para los comicios que terminaron erigiéndolo como el candidato de Apruebo Dignidad, trepó hasta la copa de este árbol de particular silueta. El Ciprés Secular no es solo reminiscencia de la infancia de Boric. Tal como lo ha señalado el propio candidato: “Estamos construyendo también un futuro nuevo, lleno de esperanza. Para mí el árbol representa eso”.

Pese a los silencios de la gente, Chile habló. Pamela imagina que muchos de su pueblo habrán votado a Kast, por esa habilidad del candidato con ideas filonazis de decir las palabras que necesitan oír las personas que se sienten más desprotegidas. El candidato con más chance no pertenece al establishment político chileno

– La ultraderecha decía poco menos que vienen los bolcheviques, los chascones y van a revolverlo todo. Aquí va a quedar la escoba, aquí va a quedar la cagada. 

A Pamela le preocupa cómo esa fuerza “instaló el terror” para desacreditar a los candidatos del Frente Amplio y Apruebo Dignidad. En estos días es un mar de emociones. Tiene miedo pero después sonríe, recuerda que está del lado de los que siempre han perdido en la historia. De a ratos le da lástima por la constituyente, pero después se dice que es un proceso aparte y van a defenderlo de nuevo en las calles, como sea.

Sus hijos tienen 5 y 8 años, en estos días leyeron Lulú quiere ser presidenta. Van a una escuela subvencionada por el Estado. En casa escucharon que ojalá venga un Chile distinto para ellxs, más abierto, con igualdad ante la ley, ante las oportunidades de la vida, ante la educación y la salud. 

– ¡Este país me duele! Todo es parte del mercado. Nos tienen sometidos a grandes presiones. Tú vieras los precios de los abarrotes y de los materiales de construcción. Hacemos la bicicleta bancaria todo el tiempo

Ese nuevo futuro no es resetear a Chile como lo espeta el miedo de los sectores más reaccionarios sino garantizar el acceso a los grandes pendientes sociales.

Vallenar no tendrá una presidenta

La carretera Panamericana es para lxs chilenxs lo que la Ruta 40 es para lxs argentinxs. A la altura del kilómetro 666, en la puerta de entrada al Desierto de Atacama, está Vallenar, cerca de un puente cortado, en palabras de Violeta Parra. De labios que piden crema cuando se enfrentan a uno de los climas más secos del mundo, se obtiene a cambio atardeceres de arreboles incandescentes que humedecen los ojos. A Vallenar la atraviesa el río Huasco, cuyas primeras aguas bajan desde la Cordillera para ir a descansar al Pacífico, casi 200 kilómetros después. De punta a cabo, el Valle y Río unidos por un mismo nombre, han sido castigados en extremo durante años por la Barrick Gold, mientras la belleza del paisaje sigue resistiendo.    

Es la ciudad de Yasna Provoste, la candidata de Nuevo Pacto Social, el conglomerado de centroizquierda, o en otras palabras la otrora Concertación. Los resultados de la Convención Constituyente pegaron en el límite del nivel de flotación de una alianza ya herida. Todo el proceso de primarias del partido estuvo envuelto por el desconcierto. Provoste se reconoce diaguita; la apoyaron políticas como Rigoberta Menchú y Helen Clarck. Gimnasta de pequeña, hace unas semanas Nadia Comaneci les gusteó y comentó un video en Twitter donde la candidata, con una invertida, dejó en evidencia su gran capacidad física.

Vallenar sabe a pisco y aceite de oliva, aromas de los que conoce, y mucho, EL librero de la ciudad, Franko Urqueta. Testigo privilegiado del pulso y el humor de la calle, desde su local, la Librería Chehueque, ubicada en la zona céntrica ha visto y analizado el derrotero de los últimos años. Pero la noche previa a la votación más esperada de las últimas tres décadas, la Pfizer aplicada como dosis de refuerzo lo llevó a la guardia del Hospital local. Pasó la noche internado. Desde ahí contó que las enfermeras apoyan al candidato de Apruebo Dignidad "porque es el único que tiene propuesta seria sobre salud pública". Ya más repuesto, aunque quizás todavía con los efectos secundarios del paracetamol en su sangre, confesó que conociendo el humor social sus aspiraciones eleccionarias eran modestas: “Me conformo con que el niño del árbol le gane a la Yasna en Vallenar”.  

Quizás la medida del medicamento fue demasiado generosa. En definitiva, en la también conocida como “Perla del Huasco”, Yasna Provoste ganó y dobló la votación de los candidatos que pasaron a segunda vuelta.   

Seguir heredando el sueño

Para evitar el calor que se dejó sentir el día de las elecciones, Daniel Cerda fue temprano a votar en la escuela República Palestina, en la comuna de La Reina, al oriente de la capital chilena. Al cierre de las mesas, se acercó hasta un centro educacional en la comuna de Ñuñoa, donde presenció el recuento de votos.  Se trató de una liturgia que completó con la conexión obligada a alguna radioemisora. Presiente que el ballotage será muy diferente a todos los que ha vivido hasta hoy.

–  Las posiciones que se van a desarrollar son inéditas para este país. Imagino más torbellino político, posiciones más duras.

Daniel se fogueó en las calles santiaguinas de los 80, resistiendo a los guanacos, zorrillos y lumazos. Hoy siente que la elección falló pero no por falta de compromiso social sino porque la militancia territorial es mínima. La Plaza Dignidad seguirá siendo una olla de presión ante la amenaza constante, seguirá siendo en un espacio donde canalizar la rabia.  

La incertidumbre que ha cubierto todo este proceso genera cuestionamientos y críticas. ¿Será más de lo mismo o se verán más restringidos aún los derechos conquistados?

También en la capital chilena, Santiago Cuadros fue a votar con su papá. Tiene 18 años, fue por primera vez. Votó en el Colegio Particular San Fernando, en la comuna de Peñalolén.


–  Me da susto quién pueda salir. La gente de mi edad no confiamos mucho en la clase política, en este juego macabro de la sillita musical en la que se va turnando quién le cae mejor a los empresarios.

A la luz de los resultados, el deseo transformador se palpa, más allá de lo que ello pueda suponer en definitiva. Al menos el señalado por otrxs hace años, seguirá siendo construida desde diversos y nuevos espacios. 

El mismo 21 de noviembre de esta primera vuelta, Pedro Lemebel hubiera cumplido 59 años. Quizás soñando, como la antesala para seguir construyendo futuro, del metal de su voz hubiéramos vuelto a escuchar su Carta a la dulce Juventud, con ese deseo todavía intacto: 

– Tal vez podamos imaginar un sitio digno donde respirar libertad, justicia y oportunidades, sin besarle el culo a nadie.  

Colaboración: Ana Pere Vignau