Ensayo

El comienzo de la era Boric


La comunidad LGBT+  en la política chilena

La comunidad LGBT+ por primera vez ocupa de manera visible y transversal cargos de gestión y ejecutivos, como Marco Avila en el Ministerio de Educación, Emilia Schneider en el Congreso, Gaspar Domínguez en la Convención Constituyente. Sin embargo, cuánto hace falta para garantizar la ampliación de derechos en Chile, un Estado que se declama laico pero que hasta ahora consideró a la disidencia sexo-genérica como una “aberración demoníaca”.

Nunca antes había existido tanta visibilidad y representatividad de personas de la comunidad LGBTI en la política chilena. El 11 de marzo comenzó un nuevo ciclo presidencial, congresista, ministerial, entre otros, que promete cambios significativos en temas de Derechos Humanos para quienes hemos tenido que supervivir en un mundo diseñado para los heterosexuales. Sin embargo, las estructuras patriarcales y los grupos conservadores que las defienden, van poniendo resistencia para no perder sus privilegios y siempre son una amenaza constante para lograr avances. Sus discursos de odio se van materializando en actos de violencia que se han visto incrementados en los últimos años.

El nuevo presidente, Gabriel Boric, pone dentro de sus ejes centrales el feminismo y el respeto a la diversidad sexo-genérica, pero muchas de las posibles medidas se verán truncadas, si es que no se cambia la Constitución de la República de 1980. Si bien una nueva carta magna está siendo redactada, deberá pasar un plebiscito de salida a realizarse a mediados de este año. Si el documento no es aprobado, seguiremos bajo el alero de una constitución impuesta a la fuerza en la Dictadura de Augusto Pinochet.

La Constitución que ha regido el destino del país las últimas décadas fue creada en dictadura para asegurar desde lo jurídico un marco de impunidad, tanto en temas sociales como económicos. Esta carta fundamental elaborada a la medida de las clases dominantes, propició enormes desigualdades que fueron corroyendo el espíritu de quienes no pertenecemos a esas élites de poder. Las injusticas, el abandono del Estado en temas de seguridad social, entre otros, condujo a una gran revuelta popular el 18 de octubre de 2019. La palabra DIGNIDAD se convirtió en un emblema de lucha para todes quienes pusimos el cuerpo en la calle para exigirla. Para buscar una salida al conflicto, se acordó un proceso constituyente en el que, por primera vez en la historia republicana, representantes del “pueblo” tendrán participación directa en su redacción.

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Desde el inicio de la época republicana, la oligarquía tomó el control de estos territorios. Y las constituciones que hemos tenido siempre han sido impuestas desde esas familias que han asegurado su futuro a costa de la apropiación de la tierra, el agua, los minerales y, por supuesto el trabajo precarizado de generaciones de chilenxs. La nueva constitución que se está redactando fue producto de un proceso democrático el 25 de octubre del 2020.  Tras el voto APRUEBO, para cambiar la constitución y la elección de una estructura llamada “convención constitucional” conformada por 155 representantes, comenzaron a salir los primeros nombres de convencionales abiertamente de la comunidad, que en total fueron ocho, entre los que destaca Gaspar Domínguez, actual vicepresidente de la convención.

Hasta el momento la lucha por la obtención de derechos ha sido mínima y bastante reciente. La despenalización de las relaciones homosexuales (1999), una ley antidiscriminación (2012) muy perfectible aún, la ley de identidad de género (2018), una ley que regula el acoso y la discriminación en la educación superior (2021) y una ley de matrimonio igualitario recién aprobada (2021). Con este precario marco jurídico, no se alcanza vivir en igualdad de condiciones. El heteroparadigma actúa con una fuerza centrípeta que nos lanza hacia los márgenes. Si bien ha habido integración laboral para personas gays y lesbianas, persisten los tratos vejatorios y discriminatorios en esos espacios. A pesar de declararse país laico, en la práctica Chile se sigue viendo todo desde el prisma colonial de la iglesia católica, baluarte de los grupos conservadores y anti derechos que ven en nuestras existencias aberraciones demoníacas.

Boric pone dentro de sus ejes el feminismo y la diversidad sexo-genérica. Pero cualquier medida se verá truncada si no se cambia la Constitución.

En el año 2021 se presentó un proyecto de cupo laboral trans que ni siquiera ha entrado en tabla de discusión en el Congreso. Proyecto que además solo está pensado para el sector público y no para asegurar el acceso, sino solo para poder postular a los puestos de trabajo. Las mujeres trans y travestis no solo hemos sido expulsadas de nuestras casas, sino también de las escuelas. La mayoría de las compañeras no han culminado sus estudios y, por ende, una ley de este tipo tampoco les asegurará que puedan ingresar. Mientras tanto el trabajo sexual es la única alternativa, espacio donde se comenten la mayor cantidad de actos de violencia.

Por esto, las demandas del colectivo trans y travestis tienen una perspectiva integral que parten de un reconocimiento del genocidio cometido hacia nuestra comunidad. Que puedan existir medidas reparatorias para las adultas y adultos mayores que han sobrevivido en un entramado de violencia estructural. Que podamos acceder a una salud digna, donde se nos trate con respeto y desde una perspectiva no patologizante, porque no nacimos en un cuerpo equivocado, el error está en los ojos de una sociedad transfóbica que lee nuestros cuerpos desde la monstruosidad por no pertenecer al CISTEMA. Que no se nos criminalice desde el punto de vista judicial, que no se nos trate como un peligro para la sociedad. Que existan planes de culminación y prosecución de estudios para poder acceder a puestos de trabajo: como profesora estoy convencida de que es a través de la educación que lograremos cambiar las lógicas de pensamiento que nos han condenado a la vulneración constante de nuestros derechos.

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El nuevo gabinete designado por el presidente electo está compuesto por dos ministrxs de la comunidad. Alexandra Benado, en deportes. Y lo que me parece muy simbólico, el ministro de educación Marco Ávila. Este último además es profesor, lo que pareciera ser lógico para este ministerio; pero que por la desvaloración de la profesión docente muchas veces ese cargo fue ocupado por personas que poco y nada sabían de desarrollo, aprendizaje y enseñanza de los seres humanos. Este gesto me parece importante porque el currículum escolar, al igual que la constitución actual, están basados en la familia como el núcleo fundamental de la sociedad. Sabemos que no cualquier familia, sino la compuesta por un “hombre” y una “mujer”, lo que desde una epistemología trans presenta la imposición de una “ideología de género”. Ideología que estructura los diferentes ámbitos de la vida social bajo este binarismo, oposicional y jerárquico.

Esperamos, entonces, que pueda haber una gran reforma educativa con enfoque de género, que pueda implementarse una Educación Sexual Integral, que las profesoras travestis podamos trabajar en el aula, en la formación de seres que no interroguen los cuerpos para asignarles un rol en la sociedad, que la orientación sexual, identidad y expresión del género no sean determinantes para su curso de vida en sociedad. Finalmente el curso de la vida de cualquier ser humano es un tránsito y permanente cambio para vivir en armonía, pero si seguimos perpetuando los estereotipos de género y opinando sobre el cuerpo del otre, seguiremos en este círculo perverso de la comparación, competitividad y exitismo capitalista.

Emilia Schneider será la primera diputada trans en nuestra historia, quien estará fortalecida con las compañeras Marcela Riquelme y Camila Musante, abiertamente lesbo/bisexuales. Por primera vez en este país conservador habrá un lugar en el Congreso para una persona trans, que rompe con ese binarismo de género. Su presencia lúcida, fractura la estructura y nos permite soñar con nuevas formas de vivir en el mundo, que no sea en medio del odio y la desesperanza. No olvidemos que a las compañeras trans y travestis se les sigue violentando, no olvidemos a Isidora Caris a quien le quitaron sus ojos, no olvidemos a Alejandra Soto, quien fue prendida en fuego, no olvidemos a Karina Parra y muchas otras que han muerto producto de la silicona inyectable, no olvidemos a Yocelyn y tantas otras asesinadas en la vía pública o por sus parejas-rufianes. Tener una diputada trans nos permite pensar que podemos vivir más allá de los 35 años y que envejecer sea nuestra revolución.

Cuando el presidente Gabriel Boric decide ir a vivir al corazón del barrio Yungay, representa dejar la discusión semántica del “territorio” e ir al plano de lo concreto. El mandatario habitará en un sitio patrimonial e histórico del centro de Santiago. Este sector ha estado estigmatizado el último tiempo por los delirios xenófobos de la clase alta, ya que ahí se concentra una gran cantidad de personas migrantes. 

Como profesora estoy convencida de que es a través de la educación que lograremos cambiar las lógicas de pensamiento que nos han condenado a la vulneración de derechos.

Sin duda, Chile ha cambiado muchísimo en las últimas décadas, la migración ha enriquecido la cultura y modificado esa forma fría y gris de vivir, heredada de la brutal dictadura sufrida por el país durante 17 largos años. Que el nuevo presidente se vaya a vivir al barrio, habla de que, realmente, quiere resolver los problemas que, evidentemente, existen; como el tráfico de drogas y el consumo problemático de personas en situación de calle. Que habite el territorio nos invita a todes a convivir en paz, abandonar el clasismo, el racismo y la xenofobia. Habitar el territorio le da legitimidad a la sociedad civil y a un sin número de organizaciones que se activan desde viven las personas y poder generar cambios significativos en sus vidas y el entorno.

He puesto mucho énfasis en los marcos legales y la nueva constitución porque, guste o no, la redacción de una nueva carta fundamental es iniciar un nuevo pacto republicano. Esperemos que este nuevo ciclo reconozca la pluriculturalidad que existe en Chile, que el centro esté en las personas y el territorio, que podamos recuperar el agua, que haya acceso igualitario a todo. Pero sabemos que vivimos en una sociedad dividida y existen muchas personas que no desean perder sus privilegios, ni asumir que sus antepasados asesinos y ladrones usurparon las tierras pertenecientes a los pueblos originarios. Debemos tejer redes con nuestros vecinxs y hermanxs de Latinoamérica y el Caribe, porque hemos vivido muchos procesos similares, debemos aprender de sus luchas, debemos inspirar sus luchas.

Debemos estar presentes y defender cada derecho ganado y, por lo pronto, aprobar la nueva Constitución. Votar rechazo es perpetuar la ideología de género que expulsara a todas aquellas cuerpas que disentimos del paradigma heterosexual.