Crónica

Alejandra Krauss


La heredera

La Democracia Cristiana está presente en su vida desde que tiene memoria. Solo meses después de su nacimiento, en 1956, su papá, Enrique Krauss, formó el partido que lo llevaría a ser cercano a Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin. 

Alejandra Krauss creció con esta figura inmersa y dedicada al sector público.  “Sin duda ha sido una inspiración en el tema personal y profesional. Yo soy su hija mayor, también en eso se generó una relación desde muy chiquitita”, recuerda Krauss en conversación con Anfibia Chile

Siguiendo los pasos de su padre, estudió Derecho en la Universidad de Chile y se vinculó más directamente en la política en 1988, en la campaña del No. Con una fuerte convicción religiosa, poco tiempo después decidió incorporarse a la DC, partido que la eligió en el Senado como experta constituyente. 

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“Las mujeres ocupamos los espacios que merecemos”, afirma enfáticamente Krauss en una entrevista con Cooperativa, después que su par Verónica Undurraga (PPD) fuera elegida presidenta de la comisión de expertas.

Ella misma ha ocupado muchos espacios: fue la primera mujer en dirigir el Ministerio de Planificación y Cooperación (en el año 2000, durante el gobierno de Lagos). También fue concejala por La Florida, fiscal de Integra, asesora externa de empresas estatales como ENAP y Banco Estado, académica de distintas universidades y consejera de la Subsecretaría de Previsión Social. 

“Las mujeres ocupamos los espacios que merecemos.”

Su experiencia la encaminó a que en 2016 fuera designada ministra del Trabajo por la presidenta Michelle Bachelet, puesto que mantuvo hasta el fin de ese gobierno. Así como buscó abrir su propio sendero en política, también ha apoyado el derecho de las mujeres a ocupar espacios de toma de decisión también en este ámbito.

En el capítulo Poder Judicial de la Comisión, sugirió incluir normas que fortalezcan la aplicación de fallos con mirada de género. “En este capítulo como en otros se omite el principio de paridad y perspectiva de género (…). Creo que debiésemos reconsiderar una propuesta del texto de la Convención en el sentido de que los tribunales, cualquiera su competencia, deben resolver con enfoque de género”. 

Desde su visión, “hay quienes requerimos exactamente algo distinto”. Ahora busca que el borrador mantenga el diálogo con la población para así lograr dejar de lado, si el país lo quiere, el texto constitucional de una dictadura que ella misma vivió, y contra la que sigue luchando.