Ensayo

Enero teatral en Chile


Lorena Vega: por qué no puedo olvidar tu nombre

Lorena Vega es reconocida como una de las cinco mejores actrices de la década, en Argentina. Llega a Chile ahora a presentar un libro, Imprenteros, y una obra de teatro, Las Cautivas. Blanca Lewin espera a la maestra que se transformó en su amiga. Se conocieron a través de la pantalla, en pandemia, por un taller de guión. Lewin le hizo una pregunta: ¿por qué hacemos arte? Vega le respondió en varios idiomas: el de la actuación, la dirección, el biodrama, la danza, la música, el guión, los oficios. Por qué conocerla es recibir semillas.

A estas alturas, nadie quiere recordar la pandemia. Pero sin ella jamás podría haberme encontrado con Lorena Vega. 

En 2020, suspendida de toda actividad teatral y luego de llevar durante tres meses la labor doméstica con mucha alegría –no es una ironía–, me di cuenta de que esa no era yo. “Yo no soy esa mujer”, en palabras de Paulina Rubio. Había llegado el momento de poner la cabeza en el quehacer. ¿Cómo hacerlo si no había ninguna certeza sobre cuándo volveríamos a pisar las tablas?

Ante ese escenario tan adverso –que no era precisamente el de una sala de teatro– se me ocurrió que era el momento de generar un material propio. Mi propia creatividad era lo único que tenía a mano. Quería algo que me permitiera trabajar y ensayar sin la necesidad de otros. Esto va totalmente en contra del significado de hacer teatro, un arte fundamentalmente colectivo. 

Hice en línea un taller de “monólogos en acción”, con un texto que había escrito hace años. Terminé de convencerme de que podía escribir. Fue así como a través de CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral), me inscribí en un taller de escritura de monólogos impartido por una tal Lorena Vega, de quien no había oído hablar antes. Tampoco ella había oído nada de mí. Lo hice, en parte -debo reconocer- por su arancel accesible. Podía pagarlo en el contexto del seguro de cesantía que recibía por entonces.

Después de eso, no pude olvidarme de ese nombre: Lorena Vega. 

Lorena resultó ser una extraordinaria docente. Generosa y motivadora. Hasta de los textos más malos que llegaban lograba sacar algo bueno, alguna semilla a partir de la cual el autor o autora pudiera seguir cultivando. En la sesión siguiente, el resultado era sorprendente. ¿Cómo lo hace para sacar agua de las piedras? 

Cristina Sille

La vasta experiencia escénica de Lorena es la respuesta. Si bien yo nunca la había visto actuar, como parte del abundante material que nos enviaba –muchas veces extractos de obras en las que había participado– nos tocó ver online su obra Imprenteros.

Imprenteros es un biodrama, obra de teatro documental y autobiográfica, escrita y dirigida por Lorena. Comienza contando cómo, cuando murió su padre, los hijos de su segundo matrimonio cambiaron las chapas de la imprenta que tenía, no pudiendo los hijos del primero entrar ahí nunca más. Es el relato de la pérdida de un espacio repleto de recuerdos de infancia y adolescencia, donde Lorena y sus dos hermanos vieron a su padre trabajar en este oficio tan antiguo y transmitido de generación en generación. Uno de los hermanos de Lorena es, de hecho, también imprentero.

La obra mezcla diferentes lenguajes: conferencia, entrevistas, proyecciones de video, instalación o exposición fotográfica, música, danza, además de actores que recrean escenas de la historia familiar de Lorena y que son dirigidos por ella en la escena misma –en lo que, llamaría yo, una clase de dirección–. El resultado es un trabajo tan emocionante que eriza la piel. Nos hace reír y llorar. En Argentina ha tenido una circulación enorme y fue declarada de “Interés Cultural por el Ministerio de Cultura de la Nación”. La obra derribó fronteras: se presentó en Uruguay y en el último Festival de Otoño en Madrid.

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Entre las muchas reflexiones que surgieron durante la pandemia, una de las preguntas que me hice fue ¿por qué hacemos lo que hacemos? Los actores, técnicos y administradores de salas de teatro fuimos posiblemente los más golpeados con el cierre de espacios y con los aforos limitados, lo que muchas veces no alcanzaba para cubrir los costos de apertura. Ayuda de hambre recibimos, no más que eso. Remontar no ha sido fácil. Pero aquí estamos hoy, con un enero vigoroso en materia teatral, como ha dictado desde hace 30 años la tradición en Santiago. Una mala noticia es que no veremos Imprenteros en Chile este año. Una buena, es que Lorena Vega viene al país.

Como parte del repertorio de este año, llega Las Cautivas: obra escrita y dirigida por Mariano Tenconi Blanco, a presentarse con tres únicas funciones en el Teatro de la Universidad Católica (19, 20 y 21 de enero) en la Plaza Ñuñoa. Las dos actrices del elenco, Laura Paredes y Lorena, interpretan a una joven francesa y a una india, respectivamente. Las dos intercambian monólogos en un relato situado en la época de la Conquista para describir la relación que nace entre ellas a partir de un encuentro fortuito. No puedo espoilear más, porque nadie que tenga posibilidad debería perderse esta maravilla de montaje, con actuaciones soberbias. 

No lo digo solo porque haya sido mi maestra y porque es mi amiga: los múltiples trabajos y una larguísima carrera teatral le valieron a Lorena, en 2021, un premio Konex en el área de Espectáculos, el Diploma al Mérito, que la ubica entre las cinco mejores actrices argentinas de la década. Nada menos.

El aporte cultural que hace en su país es ampliamente reconocido. Hay muchísimo que aprender de esta mujer que, desde los quince años, ha hecho teatro, teatro y más teatro. Su claridad, su amor por el oficio, su generosidad y su talento, son ilimitados. Sería hermoso que en un futuro cercano Lorena pudiera montar Imprenteros en Chile y tener la posibilidad de impartir algún taller de actuación, o de dirección, o de escritura, o de periodismo performático, todas áreas en las que posee gran pericia. 

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Aunque no llegue como obra, Imprenteros está en Chile en formato libro. Yo lo encontré en La Furia del Libro, en Santiago, en el stand de la editorial argentina DocumentA/Escénicas, que publica textos teatrales. 

El libro tendrá su lanzamiento oficial el lunes 16 de enero, en el Centro Cultural Gabriela Mistral, como parte de las actividades paralelas que ofrece Santiago a Mil. Por supuesto, será una oportunidad única para adquirir esta edición.

Cristina Sille

Imprenteros, firmado por Lorena Vega y Hnos., se abre como un álbum familiar de fotos, parecido en encuadres fallidos y colores desteñidos que se remontan a una época análoga (nuestra época análoga, ya que Lorena nació en 1975). Quizás es eso lo que ahí se encuentra de entrañable: reconocerse y reconocernos en los personajes que aparecen en esas fotografías. El libro comienza con pequeñas historias, anécdotas y perfiles de sus protagonistas, para luego presentarnos el texto completo de la obra. 

Nunca imaginé que una obra así podría escribirse; siempre creí que, en vez de texto dramático, lo que había era una pauta, una especie de escaleta especificando qué se contaba, cómo y cuándo. Esto a excepción de las escenas recreadas por los actores que, por supuesto, tendrían que haber estado íntegramente escritas para que ellos las pudieran memorizar.

Télam

El libro, además, sirve como un catálogo único de antiguas máquinas de imprenta, las que el padre de Lorena nunca quiso renovar, volviéndolo un objeto romántico, de culto, para cualquiera que se interese por la industria gráfica y el material impreso.

Hay también una entrevista a Sergio –el hermano imprentero de Lorena–, anécdotas del público que vio alguna función, una colección de autoadhesivos con las gráficas de varias etiquetas de productos que el señor Vega imprimió, la ficha técnica de la obra en el formato de una anhelada invitación a la fiesta de quince años de Lorena y unas fotografías psicomágicas de los tres hermanos del primer matrimonio del señor Vega en Ficcerd, como se llamaba la imprenta.

Pero lo más contundente será, sin duda, la charla que se pueda generar con Lorena el día del lanzamiento. Una oportunidad única para que cada uno conozca su nombre y que no se le olvide. Como a mí no se me ha olvidado desde que la conocí. 

*La presentación del libro Imprenteros, realizada por Blanca Lewin, se llevará a cabo el 16 de enero a las 11:30 en la Sala de Conferencias del GAM. Quienes quieran asistir, deben inscribirse aquí.