Crónica

Young Cister


El éxito después del éxito

En pocos años, el cantante ha conocido lo dulce y agraz de una vida dedicada a la música. Encabezó la generación que consolidó el fenómeno urbano en Chile pero el peso de la fama y problemas de salud mental lo hicieron pensar en el retiro. Ahora, su constancia está dando frutos y se posiciona como uno de los artistas más convocantes e interesantes del país.

Poco importó el calor. El sábado 18 de marzo a las 15:30, uno de los escenarios principales de Lollapalooza tenía a miles de jóvenes agolpados bajo el sol para ver a Young Cister. Aunque la música urbana ha entrado lentamente al festival, hoy su predominio es innegable y actuaciones como la que dio el chileno, desplegando un repertorio de éxitos contemporáneos coreados a viva voz, confirman la madurez de una escena musical que ha trascendido el estatus de fenómeno.

Pero luego, todo cambió. Poco después de su triunfante paso por el Parque Bicentenario de Cerrillos, Young Cister anunció su retiro indefinido de los escenarios, explicando que se tomaría un tiempo para descansar y comenzar a trabajar en nuevos proyectos musicales. 

Esta salida temporal y por la puerta ancha no representa la primera vez que el cantante comunica un alejamiento del ojo público, aunque dista mucho de las circunstancias de la última ocasión en la  que había expresado algo parecido. 

“No me siento capaz de poder sobrellevar toda esta carga emocional”, escribió en su Instagram el 9 de diciembre del 2019, en una historia en la que detallaba que estaría “fuera de los estudios y fuera de los escenarios por un largo tiempo” porque llevaba años batallando con la ansiedad y la depresión y porque “la exposición y ser reconocido por tu arte es un arma de doble filo”.

Hoy, todo parece haber salido bien para Esteban Cisterna, ese joven de 23 años, que aunque era uno de los mayores exponentes de la explosión de la música urbana chilena, no lograba encontrar paz mental. Lejos de esa etapa en que decidía alejarse de los escenarios, este fin de semana Esteban se las arregló para estar en todos lados en el Lollapalooza, brillando en su primer show propio en el festival y como invitado en las presentaciones de Pailita y Álvaro Díaz. 

Esa omnipresencia recuerda inevitablemente a los años en que empezó a profesionalizar su propuesta musical, cuando Young Cister no solo cantaba, sino que producía a otros artistas, diseñaba portadas y lideraba el colectivo Drip World. 

También estudiaba Publicidad en la USACH. Eso fue de lo primero que hablamos cuando nos conocimos el 30 de junio de 2017. Yo estudiaba Periodismo y lo iba a entrevistar para un programa de radio universitario. Los dos estábamos sufriendo con el fin del semestre académico pero usando el tiempo que no teníamos para hacer lo que nos gustaba.

En su caso, Cister estaba compatibilizando su período de exámenes con el lanzamiento de “96”, álbum que hoy figura como el primero de su catálogo en plataformas de streaming, aunque la verdad es que venía haciendo música desde hace varios años. De hecho, aún es posible encontrar en YouTube algunas canciones que subió hace más de una década a la plataforma.

“Me acuerdo que a él siempre le gustó la música, desde muy chico. Después cuando éramos más grandes, cuando íbamos a vacilar, él no, él se iba al estudio a hacer música. Siempre con la convicción de que se iba a dar”, recuerda Kid Rol, cantante, amigo y vecino de Young Cister hasta hace pocos meses en la Villa Los Industriales de Quilicura.

Esa convicción era la misma que transmitía en aquella entrevista de 2017, reflejada en la confianza que tenía en él mismo y en sus pares que estaban comenzando a crear una escena de trap chileno. “Es algo que ya está pegado en todo el mundo y creo que va a durar muchos años. Porque muchos dijeron en un principio que el trap iba a ser una moda que iba a pasar o que iba a durar un año y considero que no ha sido así y considero que va a durar mucho y va a durar mucho porque viene muy bien estructurado. En el caso de Chile te lo digo porque hay productores, hay diseñadores, hay artistas, hay de todo. Hay pilares que pueden construir una industria muy bacán que puede durar muchos años. Yo le tengo mucha fe a esto”, dijo Young Cister en aquel entonces.

Lejos de esa etapa en que decidía alejarse de los escenarios, este fin de semana Esteban se las arregló para estar en todos lados en el Lollapalooza, brillando en su primer show propio en el festival y como invitado en las presentaciones de Pailita y Álvaro Díaz. 

Tal como lo decía él, tanto “96” como el EP “Little king”, que había lanzado unos meses antes, eran trabajos donde Cister incursionaba en el trap, generando un sello propio gracias a líricas que hablaban principalmente de su deseo por ser exitoso y salir del barrio. “Es una protesta ante el sistema que te quiere ver así, te quiere ver trabajando para alguien y ya. Y tus sueños déjalos por allá, dan lo mismo. Yo tengo lo mío y quiero vivir de lo que hago y eso lo reflejó de alguna forma en las letras”, comentaba en esa entrevista. 

Acercamientos

Young Cister también hacía referencias a jugadores de fútbol como Alexis Sánchez, Gary Medel y Neymar. “Son símbolos de gente que ha salido del barrio y que lo ha logrado todo. Me veo muy reflejado en eso. Siempre he tenido eso en la mente de seguir avanzando, de tener a mi familia bien, a mi mamá, que la amo y es mi motivación para todo lo que hago”, explicaba.

Su carrera servía como un paralelo bastante preciso de una escena musical que crecía y que comenzaba a generar cada vez más atención y adherencia. 

Recién en agosto de 2018, Cister abrió definitivamente la puerta al éxito masivo, con la publicación de su sencillo “Algo de ti” y de “Te quiero ver”, una colaboración para el álbum “Utopía” de Ceaese, donde también participaba Polimá Westcoast.

Representaban su acercamiento a ritmos y temáticas más comerciales y generaron números que no era habitual ver para artistas urbanos chilenos. “Algo de ti” era un reggaetón nostálgico, con el que Cister mostraba una faceta que, hasta ese entonces, era prácticamente desconocida. “Con esa canción de desamor logró conectar emocionalmente con una mayor audiencia y de este modo trazar un camino que se puede seguir hasta hoy en día”, opina Ignacio Molina, autor del libro “Historia del trap en Chile”.

“Algo de ti” es un claro ejemplo de cómo la propuesta de Young Cister logra tocar una tecla profunda en sus oyentes. 

Hasta hoy, cada vez que hay un atardecer particularmente rosado, su Instagram se llena de historias que fotografían el cielo, imitando la simple pero icónica portada de ese single. “Yo creo que sus canciones son súper pop, como que a la gente le pasan esas cosas, entonces por eso mismo se sienten super identificados con su música”, señala Kode, cantante que alguna vez fue el Dj de Young Cister y que recientemente escribió junto a él “Fideos after party”.

Ya “Te quiero ver” era más fiestera y animada y demostró la química creativa que fluía cuando Cister y Polimá se unían en el mismo tema. Poco tiempo después, esa dupla se oficializó bajo el nombre de los Brokeboyz y comenzaron un recorrido que los llevaría muy alto pero también muy bajo.

Brokeboyz

El dúo comenzó a colaborar más seguido y firmó éxitos como “Plop”, “Esto no es una canción de amor” (con Gianluca) y “Mosh”, mientras su popularidad seguía subiendo. A comienzos de 2019 Cister acompañó a Polimá en su debut en Lollapalooza, donde la voz de “Ultrasolo” llenó el Movistar Arena, en un momento que es considerado como uno de los mayores hitos del movimiento urbano chileno.

Recién en agosto de 2018, Cister abrió definitivamente la puerta al éxito masivo, con la publicación de su sencillo “Algo de ti” y de “Te quiero ver”, una colaboración para el álbum “Utopía” de Ceaese, donde también participaba Polimá Westcoast.

Los Brokeboyz no tardaron en anunciar la salida de “Eqilibrio” su primer álbum en conjunto, que generó una expectativa inédita para un título de trap nacional. Pero circunstancias extra musicales postergaron en varias ocasiones el lanzamiento, marcando el primer tropezón del ascendente camino que llevaba transitando Cister desde hace algunos años.

Primero el estallido social. Luego, denuncias de abuso contra uno de los productores del disco. Después la pandemia. Finalmente, una estafa por un beat en que falsamente estaba acreditado el compositor estadounidense Pi’erre Bourne. Todo eso terminó mermando el recorrido del disco, que finalmente salió sin pena ni gloria en junio de 2020, en medio de un distanciamiento entre Polimá y Cister.

¿Perreamos?

Cister también había aprovechado la postergación del disco para lanzar, a fines de enero del 2020, “Perreamos?”, un EP de tres canciones de reggaetón. El trabajo fue recibido con entusiasmo por parte del público pero la vocación obvia que tenía de musicalizar la vida nocturna juvenil se frustró con el comienzo del confinamiento.

Tantos golpes seguidos sacaron a relucir algunos de los fantasmas con los que había estado batallando Cister en silencio, como los que esbozaba en ese repentino anuncio de retiro de diciembre de 2019. 

“La gente cree que una figura pública no tiene problemas y que la pasa bien siempre pero somos seres humanos y tenemos nuestras caídas, nuestros problemas y nuestra cruz que llevamos”, reflexiona Kid Rol y agrega: “El Cister es muy de piel y este tema de la fama, yo creo que igual le afectó un poco. De un día a otro, pasaste de estar piola a no poder salir a cualquier lado como lo hacíamos antes, como ir al mall o tomarse una cosa con los cabros por ahí. Y él desde chico tenía sus  temas con la ansiedad porque hay mucha incertidumbre en el tema del arte”.

Pasar los meses de confinamiento en su casa de infancia junto a su mamá podría haber sido otro motivo de frustración pero fue todo lo contrario. “Yo creo que lo mejor de esta cuarentena, lo mejor de este año ha sido esa introspección que he tenido dentro de mí porque de verdad que me he dado cuenta de muchas cosas mías y de mi alrededor”, me dijo a través de un live en Instagram que hicimos para el sello Primo.

Era octubre de 2020 y era la primera vez que hablábamos desde aquella entrevista en 2017. Cister figuraba sentado en la parte de atrás de una camioneta estacionada en las calles de su villa. Mientras conversábamos, los vecinos que pasaban se acercaban a saludarlo y él respondía con una alegría y naturalidad propia de quien está en su hábitat natural. 

“Al menos conmigo sigue siendo igual cómo ha sido siempre. No ha cambiado mucho su actitud, a pesar de que yo lo conocí teniendo 9.000 seguidores en Instagram. Ahora ya es una figura, es una estrella internacional y él sigue siendo igual conmigo y eso está bacán. Entonces, creo que eso lo diferencia bastante, que es más humano”, opina Kode.

En ese live, Cister se veía feliz, enfocado y con muchas ganas de hablar desde su experiencia. “A mí ya no me nublan los números, no me nubla el dinero. Y no porque sienta que me estoy quedando abajo porque en verdad no me siento abajo, de hecho me siento muy arriba personalmente. Como todos saben, a veces suena el cliché, pero el éxito lo crea uno mismo, uno se pone los límites. Tener una gran mansión y un Ferrari y estar en un club tirando billetes puede ser el éxito de alguien. El mío quizás no es tan así. El mío es esto. Estar aquí en mi casa con mi mamá, comer, que mis amigos estén felices, poder viajar por el mundo y seguir viviendo de la música. Tranquilo, sin ostentar tanto tampoco porque, como te digo, a veces eso nubla. Y yo quiero que hable mi corazón, hermano. No quiero que hable mi ropa, ni mis joyas, ni mi auto. Nada de eso”, dijo aquella vez. 

“La gente cree que una figura pública no tiene problemas y que la pasa bien siempre pero somos seres humanos y tenemos nuestras caídas, nuestros problemas y nuestra cruz que llevamos”, reflexiona Kid Rol.

También habló de los momentos oscuros que había tenido que pasar, de cómo la terapia le había ayudado a salir de una depresión y a aprender a lidiar con su ansiedad y de lo vacío que se sintió cuando estaba cumpliendo todos sus sueños. “En un momento uno se siente arriba. Así como, ‘wow, estamos en el top’. Pero te olvidas de tu alrededor, es como un yo-yo. Te fijas tanto en ti que te hace mal y te destruye por dentro y te hace sentir solo. Yo estaba en el top, pero me sentía solo. No tenía a nadie ahí. Estaba yo y mi dinero”.

La claridad con la que hablaba Cister no podía ser casualidad. No había dudas de que había superado las adversidades que se le habían presentado y que estaba listo para volver. Para Ignacio Molina, el cantante  “trazó el camino del héroe de la literatura”. “Supo salir de eso y reinventarse -junto a la ayuda de beatmakers y productores- y convertirse en uno de los artistas más queridos y respetables del género, a la vez que abanderaba un mensaje sobre los alcances de la ansiedad”, opina.

Entre finales del 2020 y el 2021, Young Cister demostró su buena forma. Incursionó en sonidos nuevos en singles como “Ay dime” y “Casi amor de verano” y consolidó su veta reggeatonera en sencillos como “Callau” y “Gotika”. Eso sería solo un tentempié para lo que vendría en 2022, donde publicó los dos exitosos EP’s “Lo más xulo de tu insta” y “The life of xulo”. También colaboró con algunos de los nuevos talentos chilenos como Cris MJ y Pailita y su tema “La terapia” fue remixeado por la argentina Nicki Nicole y el boricua Álvaro Díaz, entregándole una vitrina internacional que le hace justicia.

Además, en abril había puesto fin a sus diferencias con Polimá Westcoast y juntos realizaron un concierto de reunión en el Teatro Caupolicán, que agotó rápidamente las 5.000 entradas disponibles. La jornada fue una fiesta que ayudó a dimensionar lo mucho que habían crecido ambos artistas por separado, interpretando un repertorio interminable de éxitos de poca edad pero que ya resonaban como clásicos de una época.

El increíble 2022 no decayó con la llegada del nuevo año. Los días 7 y 8 de enero, Young Cister se convirtió en el primer artista urbano chileno en agotar dos Movistar Arena, reclutando a más de 28.000 personas en ambos conciertos. También se presentó en el Festival del Huaso de Olmué y fue invitado por Polimá Westcoast para su show en el Festival de Viña del Mar. 

“Lo que hace que Young Cister destaque durante tantos años es que tiene talento y constancia. Yo creo que él es el vivo ejemplo de que la constancia funciona. Si tú haces un buen proyecto musical que cuida todas sus aristas, desde lo estético hasta lo propiamente musical, y mantienes eso constante en el tiempo, tarde o temprano, ese proyecto funciona. Creo que es uno de los primeros que entendió que un artista tiene que ser 360, desde sus covers hasta cómo se viste, hasta las cosas que publica por Twitter y todo el mundo que crea, le ha ido generando un fanbase que, a pesar de que no es tan gigante como otros artistas chilenos, creo que es muy fiel”, opina Ilmato, cofundador del estudio creativo Error de Moda y director de varios de los videoclips de Young Cister.

Viéndolo llenar dos veces el Movistar Arena y triunfar en Lollapalooza, me acordé de algo que me dijo la tercera vez que lo entrevisté, en los camarines del Caupolicán, en la antesala de su concierto con Polimá. Mientras la gente hacía una fila que se extendía por varias cuadras para verlo a él, me dijo: “Hace tres años estábamos comiendo pizza con la plata que nos quedaba y ahora, gracias a Dios y a la gente, estamos en esta posición. Y la vamos a aprovechar al máximo”.