A los 15 años, durante seis meses, Rossana Reguillo Cruz atendió el teléfono en una agencia de autos.
“Volkswagen Albarrán a sus órdenes”.
“Volkswagen Albarrán a sus órdenes”.
“Volkswagen Albarrán a sus órdenes”.
Cuando se hartó de repetir esa introducción, renunció, trabajó de mesera, de vendedora y de otras cosas.
Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara, hoy hace crónica, investigación académica y también periodismo. Hija de una chiapaneca rica y un combatiente republicano de la Guerra Civil Española, todo el tiempo fuma cigarrillos Benson&Hedges. Su madre le transmitió la fascinación por el relato, y la osadía que la caracteriza. De su padre heredó que la militancia por la justicia es una tarea que no acaba nunca.
A los once años tuvo un accidente, atroz, con una moto. Debió operarse varias veces: superó las horas y horas en las camas de hospital sumergida en la lectura. Profesora invitada en universidades latinoamericanas y de Estados Unidos, cuando tiene tiempo le gusta nadar en el mar. Medita mientras nada. Bracea, descansa y, por sobre todas las cosas, piensa.