Sin haber manejado nunca una moto, Pablo Ramos se puso a trabajar de mensajero. Casco, rodilleras, tobilleras, coderas, como un arquero de hockey, y la idea de que le iba a pasar algo muy malo. Manejaba pensando en cómo iba a quedar después del accidente, se imaginaba enyesado de cuerpo entero, o con una pierna amputada, o con el cráneo aplastado o directamente muerto. Se imaginaba el velorio: los amigos que iban y lo lloraban, la ex mujer que se reconciliaba con el cadáver, la novia que se peleaba con la ex mujer y se agarraban de los pelos haciendo volar las coronas. Después, dejó la agencia, se dedicó a la literatura.

Poeta, músico y narrador, ganó el premio del Fondo Nacional de las Artes y el premio Casa de las América de Cuba.

También, canta en la banda de rock Analfabetos. Autor de las novelas El origen de la tristeza, La ley de la ferocidad y en cinco minutos levántate María y los libros de relatos Cuando lo peor haya pasado y El camino de la luna, fue traducido al francés y al alemán.