Cuando vio Dreams (1990) de Akira Kurosawa, encontró su primera idea de lo que era el cine. Luego, descubrió el pesimismo de Lars Von Trier y la desfachatez de Almodóvar. La facultad tuvo un rol fundamental en su formación cinéfila: lo hizo amar la fuerza de Antonioni y le dejó una pasión dividida entre Pasolini y Favio.

Su ensayo “Rondas nocturnas. Sexo reclusión y extravío en el cine argentino (1965-2012)”, ganador del IV Concurso de ensayos ENERC/INCAA, se publicará en 2022. Es licenciado en Artes por la Universidad de Buenos Aires y Doctor en Estudios de Género por la misma universidad.

De niño le gustaban los gatos. Después tuvo varios perros. Hoy prefiere las plantas porque –según él- trasmiten felicidad de manera independiente.