Juan D´Alessandro trabajó cinco años en la sección policiales del diario cordobés Día a día. Hace poco lo pasaron a la sección locales, pero para Anfibia volvió a reportear sobre muertos. No sobre personas, sino sobre perros. Dice, sin comparar animales con gente, sintió que el duelo de las familias que perdieron a sus mascotas en el envenenamiento era similar al de un pariente. Lo recibieron en sus casas, le mostraron fotos de los perros, le contaron qué tan buenos habían sido y la tristeza que les provocaba esa ausencia inexplicable. Se mostraban contentos de que un periodista se ocupara del caso de sus mascotas, esperanzados en que la nota pudiera reactivar la investigación judicial. Colaboró en Cosecha Roja y Lamujerdemivida.
En 2010 ganó una beca de la FNPI y viajó a Cartagena: cursó con Miguel Ángel Bastenier el taller sobre cómo se escribe un periódico. Luego, tuvo como profesores a Leila Guerriero, Josefina Licitra y Gabriel Pasquini. Y participó de otro taller de la FNPI, uno anfibio, que dieron Rossana Reguillo y Paco Goldman.
A Juan le gustan los perros, su primera mascota fue Pichicuá, que simulaba temblar de frío en pleno verano para dar lástima y conseguir un pedazo de carne. Apareció en su cuadra cuando él tenía unos siete años. Dormía en el umbral de casa y lo llenaba de pulgas. Varias veces lo metió al patio a escondidas, pero él quería salir, le gustaba la calle. Lo acompañaba a la escuela primaria y la portera lo sacaba a escobazos, todas las mañanas. Lo abrazaba mucho: todavía puede sentir su olor a perro mojado.