Setenta balcones hay en esta casa recitaba, desnuda, Fernanda Nicolini.

Setenta balcones y ninguna flor, completaba su abuela Nuny.

¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?, seguía ella a los cuatro años en la bañadera de su casa de Castelar.

¿Odian el perfume, odian el color?, preguntaba su abuela, docente jubilada.

Y Fernanda, la piedra desnuda de tristeza agobia, en cada verso debía cambiar el jabón de mano, ¡Dan una tristeza los negros balcones! Quizás, ese juego fue el comienzo, ¿No hay en esta casa una niña novia?, de los poemas, de las lecturas, ¿No hay algún poeta bobo de ilusiones?, de todo lo que vino después.

Periodista y escritora, publicó narrativa y poesía. ¿Ninguno desea ver tras los cristales una diminuta copia de jardín?

Porque Nicolini disfruta el olor a garage: encierro, nafta y soledad. ¿En la piedra blanca trepar los rosales, en los hierros negros abrirse un jazmín? Y años después de pasar el jabón de mano en mano, trabajó en las revistas TXT y Noticias, el diario Crítica de la Argentina y colaboró con otros medios nacionales y del exterior. Si no aman las plantas no amarán el ave, no sabrán de música, de rimas, de amor. A veces, antes de dormirse, si se pone dramática, hace cuentas. ¿Cuántos años va a tener su compañero cuando ella tenga cincuenta, sesenta, setenta? ¿Cuántos años les quedarán juntos? A veces, le parecen muchísimos. A veces, le parecen tan pocos. Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave... Actualmente es directora de la revista Brando. Durante los últimos cuatro años, también trabajó en la biografía de la familia Oesterheld, junto a la periodista Alicia Beltrami, que será publicada próximamente. Tiene dos “hijastras” luminosas, vive en Villa Urquiza. ¡Setenta balcones y ninguna flor!