Un día, Ezequiel Pontoriero se cuestionó sobre la ética de los alimentos e hizo un ensayo fotográfico sobre la manipulación genética. Antes de preparar la cámara, trabajó sobre los frutos que serían retratados: anillos, hendiduras, cambios en la morfología de una manzana, sodomización de una berenjena.
La biografía de su página de Internet enuncia sus logros hasta 2006. No sabemos si está desactualizada, no tuvo nuevos o decidió que, a fin de cuentas, con lo que había bastaba.
Los últimos quince años trabajó como reportero gráfico: para DyN, La Nación, AP, Xinhua, EFE y otras empresas.
Es miembro del tribunal de ética de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA) e hizo un ensayo sobre personal de seguridad.
De chico, disfrutaba dormir a la intemperie.