Lo mejor de ser médico, piensa Esteban Rubinstein, es que en cada encuentro con el paciente hay un relato visceralmente relacionado con el cuerpo. Lo peor (o tal vez lo más angustiante) está relacionado con la presencia permanente (e inevitable, en el sentido de que es inherente al saber médico) del juicio moral.

La primera vez que pisó un hospital tuvo sentimientos encontrados: curiosidad y temor.

Médico de familia del Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano de Buenos Aires, Rubinstein es el director de delhospital ediciones. Es editor de “PROFAM, Programa de Educación Continua de Salud Familiar, Ambulatoria y Comunitaria” y del libro “Medicina Familiar y Práctica Ambulatoria”, editado por Editorial Médica Panamericana. Es autor de los libros “Los nuevos enfermos. Ventajas y desventajas de la medicina preventiva”, “Clínica imaginaria. El intersticio en la consulta del médico de familia” y coautor de “Intercambios. Diálogos de dos médicos de familia luego de algunas consultas” y “El libro azulado. Problemas de salud de instalación reciente”, todos ellos editados por delhospital ediciones. También dirige, en dicha editorial, la colección “Problemas frecuentes”, una serie de libros destinados a la comunidad.

Supo que sería médico al final del secundario. Hasta entonces, creía que lo suyo era la biología.

Durante la carrera, el libro que más le impactó fue “La consulta médica”, de Norbert Bensaïd. Lo tuvo en fotocopias pero después logró comprarlo tras una ardua búsqueda en librerías de viejo.