Todo buen dibujante debe tener gatos, cree Carlos Nine. Su maestro, Alberto Breccia, tenía 14. Decía que cuantos más gatos tengas, mejor dibujás. Aún Nine no llega a esa cifra pero todos admiran su obra. Entre sus maestros también cuenta a Albino Fernández, Antonio Pujía y Aída Carballo. Egresado de “la vieja Belgrano” y de “la Pueyrredón” recuerda que la primera estaba en un edificio maravilloso, un palacete francés que tenía hasta un microcine. Y con decepción cuenta que lo demolieron para hacer un “anexo horripilante” de la embajada brasileña.
Carlos Nine hace dibujos, ilustraciones, esculturas, pinturas y películas de animación. Su trayectoria artística tiene el halo de lo mítico. Fue el dibujante de las tapas de Humor en los ochenta, publicó sus comics en la revista Fierro, hizo ilustraciones para múltiples publicidades, y dibujó historietas para medios de Europa, Estados Unidos y China. En Francia recibió el premio más importante de historieta, y fue ilustrador de la célebre The New Yorker. También fue colaborador de Art Spiegelman y en 2012 recibió el Premio Konex de Platino como el más destacado Ilustrador de la década en la Argentina. El detalle de sus extensos logros pueden encontrarse en la web.
Cuando nuestra Jefa de arte le pidió una ilustración, Nine dijo sí. Pero, sin miedo a experimentar, nos sorprendió a todos realizando, en cambio, una obra original en tres piezas.
Nine se ríe de la aristocracia del mundo del arte, sobre la que tiene varias anécdotas. Quizá por eso él nunca se consideró un artista. “Es mucha responsabilidad andar con ese mote sobre la espalda”, dice. Hace algunos años, en Barcelona, le preguntaron como se definiría. Y él contestó que como un trabajador.