Ariel Gaspardi vio a su hija de un año y medio vestida de mariposa y se emocionó sin ningún pudor. Apasionado y profesional de la fotografía cada tanto siente que, por ese trabajo, resignó tiempo para estar con su familia.
Sacó más de 40 000 fotos y de todas esas le gustaron varias, en especial una en la que un hombre está suspendido en el aire. A los 17 años pensó que lo suyo era la fotografía, se anotó en un curso pero, no sabemos por qué, lo abandonó enseguida. Pero siempre se vuelve al verdadero amor, dice el tango, y tras dejar luego la carrera de cine en La Plata, se acercó una vez más a aquella Canon AE1 –con rollo- y empezó de a poco pero sin pausa, a practicar el oficio y a asistir a talleres con reconocidos fotógrafos, entre ellos, Leo Vaca.
No sabemos si Gaspardi ha tenido que resignar algo por su otra pasión: es hincha declaradísimo de Gimnasia.