El primer recuerdo que tiene de una redacción es de cuando se quedó dormido sobre un enorme escritorio en la toma del viejo Tiempo Argentino, en el edificio de la calle Zepita, en Barracas. Cuando se despertó la Gendarmería había entrado al diario y todos corrían de un lado a otro. El no encontraba a su papá, que era el delegado, y estaba ocupado puteándose con los agentes. Mucho miedo tuvo que vencer para entrar de nuevo a esos manicomios con máquinas de escribir. Pero al final se le pasó.
Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la UBA, magíster en Periodismo de San Andrés, Marinelli pasó por varias redacciones porteñas. Arrancó en Olé, siguió por los sitios web del CIE-Rock&Pop, lo repatriaron de Olé y siguió en La Razón. Lo mandaron a los Zonales de Clarín, estuvo unos años en Policiales y más tarde a la sección El Mundo del diario. Colaboró con Rolling Stone, el No de Página 12 y Cosecha Roja, entre otras publicaciones.
Escribió El hombre ordinario y El periodista (los dos salieron por Planeta) a dos manos con su amigo Mariano Hamilton. Es la historia de Roque Centurión, un ex periodista de Policiales de Crónica, que investiga a maridos infieles y deudores incobrables y siempre termina en la banquina.