Cuando Albertina Carri terminó el secundario quería escribir cine: dirigir le parecía un imposible. Hizo la carrera de guión en la FUC y, ya trabajando, descubrió que dirigir podía ser una forma de escritura. En 2001 fue una de las trece directoras de la mítica “Historias de Argentina en vivo”.
Se considera una obrera de la cámara y la palabra.
Dirigió las películas “No quiero volver a casa”, “Los rubios”, “Géminis”, “Urgente” y “La rabia” con las que participó de varios festivales internacionales. Es una de las organizadoras del festival de cine Asterisco.
Lo mejor de su ambiente, dice, es que se habla de cine todo el tiempo. Y lo peor, también, es que se habla de cine todo el tiempo.
Hace poco descubrió la obra de la directora alemana Monika Treut: la recomienda porque es una narradora sutil y furiosa, y su cine es una explosión de necesaria perversión.