Cada vez que Adrián Moyano narra de manera oral pasajes de la vida de Inakayal no puede dejar de emocionarse. Lo mismo les pasa a quienes lo escuchan. Adrián es licenciado en Ciencias Políticas, trabaja de periodista y desde 1991 vive a orillas del Lago Nahuel Huapi, el mismo territorio donde cabalgó el lonko. Desde aquellos años acompaña y escribe sobre la lucha y la cultura del pueblo Mapuche.

 

“A ruego de mi superior Cacique Antonio Modesto Inakayal” es su tercer libro. La fórmula del título es la misma que utilizaban los ‘chilkatufe’ -una posible traducción sería ‘secetarios’-  para encabezar las cartas que escribían a pedido de sus caciques.

 

Adrían se ve a sí mismo como tal, pero en el prólogo de su libro, escrito por dos Integrantes del Equipo de Comunicación “Pulafkenche”, le dan otro título: el de weupife. Su tarea, dicen los prologuistas, es mantener viva la llama de la memoria. El o la weupife se encarga de indagar en los relatos de las experiencias de los futrakeche para luego transmitirlas a los más jóvenes. “El weupife se preparaba largos años; sentado a los pies del historiador viejo, aprendía una a una las hazañas de los antiguos hombres (...) cuidaba de imitar la entonación del relato; memorizaba nota a nota las canciones; lloraba cuando había que llorar, se paraba y recitaba emocionado en los momentos en que los héroes hablaban al pueblo congregado” dice José Huilcamán sobre esa figura.